Muchas personas cultivan hermosas plantas de interior que se suman al ambiente de su hogar. Pero, ¿qué sucede cuando el gatito ataca y se come esa planta de interior de la que estabas tan orgulloso? Un día tienes una planta sana, al día siguiente las hojas están hechas jirones y lo único que queda por hacer es tirarla a la basura. Gatito travieso! Pero espera que te voy azotar.
Primero, debes decidir qué causó que tu gato atacara la planta. Hay dos razones principales por las que los gatos comen plantas. Una es que la comida verde es parte de su dieta. Si a tu gatito no le han dado vegetales, podría estar simplemente siguiendo su instinto de supervivencia. En este caso, asegúrese de que el gatito salga con frecuencia para que pueda comer la hierba de su elección. Comer hierba también ayudará a eliminar las bolas de pelo que se pueden atorar en su garganta. Si no puede dejar que su gato salga, cultive un poco de hierba especial para gatos en una maceta y déjele libre acceso. Una buena tienda de animales proporcionará el tipo de semilla adecuado.
Otra razón por la que su gato pudo haber atacado la planta en maceta es que la brisa agitó sus hojas y se convirtió en un enemigo al que atacar y comer. Este es un comportamiento natural de los gatos en libertad. Si este es el caso, mueva la planta a un lugar donde el gatito no pueda verla fácilmente, en algún lugar lejos de corrientes de aire y brisas. Puede ser suficiente colocar la planta sobre una mesa baja, o puede que necesite un estante más alto.
Por supuesto, una vez que el gatito se lo ha pasado de maravilla destruyendo esa planta que tanto amabas, podría decidir que quiere hacerlo todo el tiempo. En este caso, es posible que deba vivir sin plantas de interior o mantener a su gatito confinado en una habitación donde no haya ninguna mientras esté fuera de la casa. Por otro lado, pudo haber sido el puro aburrimiento lo que lo hizo atacar a. la planta; podría haber necesitado algo o alguien con quien jugar. Presta mucha atención a tu gatito cuando estés en casa. Asegúrese de que tenga muchos juguetes propios. No es necesario que sean juguetes caros comprados en la tienda; los caseros son fáciles de hacer y fácilmente renovables.
Cuelga un pequeño trozo de papel arrugado a unos centímetros del suelo atándolo a algo con una cuerda. Un peldaño de una silla sería suficiente o un pomo de puerta de armario. A Kitty le encantará saltar sobre esto y luchar de espaldas con él. Una bola pequeña y ligera lo tendrá deslizándose por todo el suelo mientras lo persigue. Con mucho más que le interese, pronto debería olvidarse de sus plantas de interior.
